Ayer se inauguró la exposición fotográfica: ”Entrecalles“ en el Centro Cultural Plaza Trujillo.
Con fotografías de Nieves Morena, J. Antonio Morena, Patricia Linares y Luis Miguel Luján.
En la presentación estuvieron acompañados por los poetas de Pentadrama: Montse Villar, Arantxa Agudo, Carmen Prada, Sofía Montero y Elena Díaz Santana, y por los poetas Mamen Somar y Pepe Frutos, que se sumaron a la lectura.
Fue una iniciativa muy bonita, siempre es enriquecedor unir disciplinas artísticas como fotografía y poesía, como en el caso de ayer.
Deseamos al colectivo fotográfico ISO400, éxito en su exposición “Entrecalles” sin duda merece la pena pasear por ellas, ¡enhorabuena!
Os dejamos fotos del recital poético y nuestros poemas, escritos para la ocasión.
Arantxa Agudo Álvarez | Yo quería… Azotado por el viento esperando tu regreso, sujeto a tu vida por artilugios de humano. Un día fui de domingos, pero el tiempo, como a ti, también me desgastó. Antes te hacía esbelta, te daba seguridad conseguía que caminaras con paso firme. Ahora aprieto tu sangre y mi presencia te incomoda, Intenté adaptarme a ti, perdí hasta mis formas. Yo quería ser tu pieza de domingo. Y tú, como pago, me cuelgas boca abajo, olvidado en una calle a la vuelta de tu vida pensando que estoy viejo. Yo nada te diré. Solo soy un triste par de medias vapuleado por el viento. |
Me habito entre las piedras que frenan la luz y la devuelven al invisible ojo del horizonte. Me habito subiendo peldaños entre sombrías calles que acogen sonidos inmensos de murmullos familiares. Me habito en los raíles que transportan ansias abrazadas al silencio hacia cualquiera de sus destinos. Me habito en el hambriento o en la sonrisa que en alguna esquina me envuelve con la necesidad de que otro me complete. Me habito en las huellas de los que aquí se cobijan construyendo en mí todos los ruidos que en cada amanecer me despiertan a la vida. | Montse Villar |
Elena Díaz Santana | Ciudad Ciudad, déjame soñarte como flor temprana que se abre al día. Imaginar que tu cielo cubierto de estrellas, es senda que guía. Déjame pensar que los hombres hallarán cobijo en los brazos cuna de la madre de piedra, y que soledad y miseria habitarán extramuros, como apestadas, en las callejuelas inmundas de la noche. |
Vuelo de imágenes Congelo el iris de mi piel para sentir palabras. La tarde rodea los rincones con silueta de sombras. Calles, bañadas de inquietud, salpican el entorno en complicidad con el tiempo. Perfiles de luz invaden mi interior, desnudan los recuerdos en un gesto. Mente y espacio, diseños de una imagen, aletean en mi cuerpo hasta posar en sueños el pincel de la mirada.
| SOFÍA MONTERO GARCÍA |
Mª Carmen Prada Alonso | Desde la huida No fueron los copos de nieve que, inagotables, caían sobre mi, ni el aliento sucio y gélido de la calle. No fueron las miradas deshabitadas de aquella gente que pasaba a mi lado, ni las nubes tordas que embozaban la tarde. No fueron los edificios negruzcos que lamían mi abrigo, ni el mendigo de guantes rotos sentado en el suelo. No fue el aullido inquietante del perro arrestado en aquel balcón, ni la fuente sin caño del desahuciado jardín. Fue el zumbido profundo de las dos ruedas de la maleta sobre el bordillo. Fue pensar en los que llevaba dentro, en lo que dejaba fuera. Fue el ruido rítmico de mis tacones. Fue mi mirada, que me hablaba desde el inhóspito escaparate. Fue ver mi vida escarnecida. Fue el cálamo de la paloma que en su desplome rascó mi frente. Fue el escalofrío que pateó mi cuerpo y despertó mi entraña. Eso fue lo que me dio miedo. Porque me llevaba, por fin, por siempre, a la sentida y nunca gozada Libertad. |
Calle Amor Como de poeta sin ridículas costumbres, son tus calles calles llanas, que en mi precipitada huida veo borrosas como miradas a través de lentes de viejo, calles empañadas por mi propia vida. Son iguales que esas que sueñas y se van, son ilusiones de mago remendado. Son calles de papel mojado y gaznate seco. En las mías estás Tú, siempre Tú. Troquelada en las barandas o pintada en el asfalto, rotulada en miles y miles de absurdos candados, candados que candan la nada porque a ti no hay quien te encierre. Los rincones en los que te ocultas se vuelven esquinas, te veo a cada paso, eres reflejo en mis calles e invisible en las tuyas perteneces sin quererlo a mi deambular oscilante. Tus calles son calles de seda y acero, mientras; las mías son del plomo que nace del fuego cruzado. Magnéticas las tuyas, metálicas las mías. Los nombres de mis calles gritan tu nombre, todas las malditas cartas llevan impresa tu dirección | Pepe Frutos |
Mamen Somar | Recuerdo en hiel ¡Hace tanto frio aquí! Pensé mientras me abrazaba a la solapa del abrigo. En mitad de esta ciudad, ya no había lugar que no fuera nuestro. Ni siquiera el maleficio de las aceras de invierno. La tarde, aquella última que escogimos para guardar los besos en el fondo de un café de artos, de estación muerta, Se quedaron mis pies anclados en un escaparate de la plaza. No oí el reloj no esperaste. Deambularon mis ojos por arterias rletas de noche, murmullo de pasos. Todo se convirtio en un museo oscuro de imágenes urdidas entre calles. Y mis zapatos viejos se agrietaron como labios. Y mi boca chirrió como una puerta que se cierra. En los ojos, una sombra, bajo las farolas heridas de escarcha , por la calle Compañía, solo yo. Sola. Y fue entonces, que se me escapó la vida tras los lugares que envenenaron de memoria mi cuerpo engullido bajo las solapas del abrigo. No oí el reloj... He vuelto donde mis pies se anclaron junto al escaparate de la plaza donde tu reflejo silencioso aún me aguarda. Lo sé. No esperaste...y, ¡Hace tanto frio aquí! |
Gracias a Pepa Agustín, Conchita y Miguel Sánchez por acompañarnos.
Fotografías: Miguel N. Sánchez y Nacho Serrano
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