El día 13 de Mayo, tuvimos el enorme placer de disfrutar de la compañía de Raúl Vacas, de gozar de su persona y de sus versos.
Raúl nació en Matilla de los Caños. Ser un niño criado en un ambiente rural, lo marcó y así queda reflejado en muchas de sus creaciones.
Raúl se acerca a la poesía en el instituto Fernando de Rojas, donde las circunstancias le eran propicias para ello: adolescencia, alguna chica cerca a la que escribir algún poema de amor y el hecho de quedar segundo en un certamen literario, con cuyo dinero se compró sus primeros libros de poesía, Dámaso Alonso, Alberti, Gabriel Celaya y Blas de Otero, viajarían con él.
La poesía ya no abandonaría a Raúl, es él ahora el que acerca la poesía a los niños, mostrándosela como un juego y alejando de ellos los prejuicios que existen en torno a ella.
La poesía ya no abandonaría a Raúl, es él ahora el que acerca la poesía a los niños, mostrándosela como un juego y alejando de ellos los prejuicios que existen en torno a ella.
Sus talleres no dejan indiferente a nadie, gracias a él, descubres el poder que tiene las palabras y todas las posibilidades que ofrecen.
En sus comienzos entró a formar parte de la Tertulia Atril del Ateneo, donde conoció a poetas muy importantes: Josefina Verde, Conchita San Román, etc. Pudo vivir el homenaje que se le tributó al poeta Aníbal Núñez.
También fueron amistades fructíferas las que cultivó junto a A. Pérez Alencart y Ortega Carmona, gracias a ellos conoció a poetas de la talla de Gonzalo Rojas o Gastón Baquero, o los actos que organizaba Julio Vélez que le permitió conocer a poetas tan grandes como José Hierro o Claudio Rodríguez.
Marcó a Raúl, ser alumno de la profesora de la USAL Paqui Noguerol, con quien compartía junto a otros compañeros poesía y literatura en su casa.
Como vemos se formó en diferentes ambientes, de los que aprendía, ya la poesía dejaría de ser un hobbie para convertirse en un oficio.
Raúl es un poeta que trasmite amor a la palabra, es un entusiasta que hace disfrutar a quien tiene el placer de escucharle, como nos ocurrió a nosotros en el Liceo.
Gracias por tu labor pedagógica, pues vas sembrando semillas poéticas allá por donde pasas y por descubrir a nuestros niños y adolescentes que la escritura es un refugio frente a la intemperie.
Enhorabuena y éxito!
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