El Encuentro de escritores por Ciudad Juárez nació por un hecho concreto pero continúa por una razón que supera cualquier localización geográfica determinada. No se trata de estigmatizar a una ciudad, sino de que esta ciudad sea el símbolo de la toma de conciencia de un problema que afecta a millones de personas de todo el mundo: la tortura, los malos tratos y la violación continua de los derechos humanos que sufren los más indefensos.
Si algo hemos conseguido a través de los Encuentros anuales es que cada uno de nosotros seamos un poco más conscientes del dolor de los más desafortunados y que, aunque no nos afecte directamente, podamos ser sensibles al desgarro que sufren, más allá de nuestras puertas, mujeres, niños y hombres como nosotros cuando lo único que pretenden es vivir dignamente en el lugar en que les ha tocado, en la ciudad en la que han nacido o en el país que les ha acogido tras haber tenido que migrar.
Ya no sólo es Ciudad Juárez ni otras ciudades de México, sino que, en cualquier ciudad densamente poblada, en cualquier lugar en que el poder del narcotráfico, del dinero ilegal, de la fuerza, reina sobre todas las cosas, existen problemas similares. Y qué decir de aquellos países que se sienten abocados a sufrir una guerra interminable, de esas personas que deben migrar de las fronteras del país que les vio nacer y terminan su éxodo, en busca de un mundo seguro, en campos de refugiados en los que el futuro es poco esperanzador.
Gente como nosotros, que disfrutaban de una vida normal en compañía de su familia y que, de la noche a la mañana, deben dejarlo todo para seguir viviendo, sabiendo que durante ese interminable viaje van a sufrir torturas, violaciones, saqueos, humillaciones,… sin que nadie les asegure que al final de ese gran dolor habrá paz, pan, y una vida digna de nuevo. Lo inaceptable es lo que todos sabemos: al final no hay futuro.
Por eso este Encuentro es necesario, muy necesario, para alzar la voz en nombre de todos los que ahora sufren, en nombre de los desvalidos e indefensos, de las mujeres violadas, los hombres torturados, los niños huérfanos o desaparecidos. En contra de todo el dolor y de cualquier acto de abuso que quede impune es necesario gritar, unir fuerzas y luchar para dignificar la esencia de lo que somos los seres humanos. Ciudad Juárez es un punto de partida, pero debemos llegar a cada rincón del planeta para abrazar con nuestras palabras y nuestro compromiso a los seres humanos que no pueden vivir con dignidad. Desde Ciudad Juárez (México) hasta Siria, desde Palestina hasta India, desde China hasta Corea del Norte, desde Irak hasta Venezuela, desde las puertas de nuestros vecinos a las de los otros. Debemos ser conscientes de que hay otro mundo más allá de nosotros y ese mundo, cada vez, es más difícil de asumir para muchos.
Esta es nuestra pequeña lucha, estos son nuestros versos, nuestras palabras, para gritar en nombre de los que han perdido su voz.
Montserrat Villar González
Si algo hemos conseguido a través de los Encuentros anuales es que cada uno de nosotros seamos un poco más conscientes del dolor de los más desafortunados y que, aunque no nos afecte directamente, podamos ser sensibles al desgarro que sufren, más allá de nuestras puertas, mujeres, niños y hombres como nosotros cuando lo único que pretenden es vivir dignamente en el lugar en que les ha tocado, en la ciudad en la que han nacido o en el país que les ha acogido tras haber tenido que migrar.
Ya no sólo es Ciudad Juárez ni otras ciudades de México, sino que, en cualquier ciudad densamente poblada, en cualquier lugar en que el poder del narcotráfico, del dinero ilegal, de la fuerza, reina sobre todas las cosas, existen problemas similares. Y qué decir de aquellos países que se sienten abocados a sufrir una guerra interminable, de esas personas que deben migrar de las fronteras del país que les vio nacer y terminan su éxodo, en busca de un mundo seguro, en campos de refugiados en los que el futuro es poco esperanzador.
Gente como nosotros, que disfrutaban de una vida normal en compañía de su familia y que, de la noche a la mañana, deben dejarlo todo para seguir viviendo, sabiendo que durante ese interminable viaje van a sufrir torturas, violaciones, saqueos, humillaciones,… sin que nadie les asegure que al final de ese gran dolor habrá paz, pan, y una vida digna de nuevo. Lo inaceptable es lo que todos sabemos: al final no hay futuro.
Por eso este Encuentro es necesario, muy necesario, para alzar la voz en nombre de todos los que ahora sufren, en nombre de los desvalidos e indefensos, de las mujeres violadas, los hombres torturados, los niños huérfanos o desaparecidos. En contra de todo el dolor y de cualquier acto de abuso que quede impune es necesario gritar, unir fuerzas y luchar para dignificar la esencia de lo que somos los seres humanos. Ciudad Juárez es un punto de partida, pero debemos llegar a cada rincón del planeta para abrazar con nuestras palabras y nuestro compromiso a los seres humanos que no pueden vivir con dignidad. Desde Ciudad Juárez (México) hasta Siria, desde Palestina hasta India, desde China hasta Corea del Norte, desde Irak hasta Venezuela, desde las puertas de nuestros vecinos a las de los otros. Debemos ser conscientes de que hay otro mundo más allá de nosotros y ese mundo, cada vez, es más difícil de asumir para muchos.
Esta es nuestra pequeña lucha, estos son nuestros versos, nuestras palabras, para gritar en nombre de los que han perdido su voz.
Montserrat Villar González
Coordinadora del Encuentro en Salamanca
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